miércoles, 14 de noviembre de 2012

Hans Bellmer

En los años 30, tiempos “revolucionarios” tanto artística como políticamente, se anudan las mallas de la red que va a atrapar a las mujeres en marcha hacia la emancipación y asignarlas a una dependencia de un nuevo tipo: la dependencia erótica, fuera de la ley, consentida o constreñida, en nombre de la libertad sexual. La operación se condujo con mayor o menor violencia pero partiendo siempre del mismo principio: el de la “revolución sexual” que trabaja el objeto. La “crisis del objeto” (estético) de la que habla Breton es en primer lugar la crisis de “Ese oscuro objeto de deseo” que da título a la película de Buñuel. De las herencias de la construcción cortés, la de la inaccesibilidad, revisitada por los simbolistas (G. Moreau, F. Rops y Mallarmé con su Hérodiade), se pasa al programa de la accesibilidad absoluta.
Así es como en Hans Bellmer -en su Pequeña anatomía del inconsciente psíquico-aparece la construcción del objeto del deseo, del objeto provocador como instrumento de experimentación, como solución de identidad testimoniada por las obras: dibujos, grabados, fotografías y texto: La“Pequeña anatomía” y la “Muñeca”, que es el tema del Artículo de la Lic. Rosa Aksenchuk que aquí presentamos.

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